La teoría del capital humano fue desarrollada por Gary Becker en 1964. Se define como el conjunto de las capacidades productivas que un individuo adquiere por acumulación de conocimientos generales o específicos.
El capital humano es
aquel que toda empresa incorpora a su balance y que su valor es más difícil de
identificar. Es aquel capital que aunque intangible e inmedible, sigue
contribuyendo en valor a una empresa.
El capital humano es
esencial, ya que no sólo permite el equilibrio del capital agregado en
cualquier momento, sino que también mantiene la promesa de futuro.
La noción de capital es
una opción individual, una inversión; se evalúa por la diferencia entre gastos
iniciales: el coste de los gastos de educación y los gastos correspondientes,
el coste de productividad; y sus rentas futuras.
El individuo hace una
valoración entre trabajar y continuar una formación que le permita, en el
futuro, percibir salarios más elevados que los actuales. Además, se toma en
cuenta el mantenimiento de su capital psíquico; es decir, salud,
alimentación, etc.
La teoría del capital
humano distingue dos formas posibles de formación: la formación
general, adquirida en el sistema educativo, formativo; y por otro lado, la formación
específica adquirida en el seno de una unidad de producción o de
servicio.
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